El espacio tiene capacidad para 120 comensales, con una cuidada decoración que mezcla tradición y modernidad. Una de sus máximas es que los clientes se sientan cómodos para disfrutar de la comida, de ahí que las mesas estén separadas entre sí para garantizar la intimidad de los presentes.
Con la apertura de su terraza, El Oso añade a su oferta habitual un escenario más a su incomparable entorno. De esta manera aporta un valor añadido a su servicio, siempre con la calidad de los productos como base. Un espacio acogedor, fresco y cómodo que hace de las comidas y cenas de verano una experiencia inolvidable.
Carta de verano
Situado en la Carretera de Burgos, la carta de El Oso sigue manteniendo sus características fundamentales: calidad en los productos y una elaboración muy cuidada. La cocina tradicional asturiana se renueva a través de las recetas, mejoradas a lo largo de años de experiencia. Además de, con vistas al buen tiempo, se incorporarán a la carta habitual platos como ensalada de bacalao, tomate rosa de Carabaña, codorniz en escabeche, salmorejo, bocartes en vinagre y bonito en rollo y a la plancha.
Los platos más conocidos también se mantienen. De esta guisa, destacan sus famosas anchoas, las cuales cuentan con garantía de procedencia del Mar Cantábrico y se limpian a mano en el restaurante. Otro referente es El pixín (rape en asturiano) de barriga negra. Así mismo, cada día habrá tres guisos de la casa, otro de los emblemas del restaurante: fabada, verdinas y arroz meloso. Y en el capítulo de postres destaca la tarta de queso y cuajada de receta propia y elaboración casera.
Todo ello regado con una cuidada carta de vinos, con más de 100 variedades: espumosos, rosados, blancos y tintos. En este último apartado cobran protagonismo los Rioja y Ribera del Duero, pero también otras denominaciones de origen. Y para terminar, una selección de postres, infusiones y bebidas capaces de poner la guinda a un menú redondo
